La liposucción o lipoescultura es un proceso quirúrgico que consiste en extraer grasa que se acumula en diferentes partes del cuerpo como brazos, pecho y abdomen entre las más comunes. Es importante tener en cuenta que no se trata de un tratamiento contra la obesidad, sino que es puramente estético y se emplean técnicas para modelar el cuerpo mediante la eliminación del tejido adiposo sobrante y, por tanto, de no ser cuidado para que este no vuelva a su estado inicial.
Esta intervención suele realizarse bajo anestesia local o general, según los casos y la zona que se vaya a retocar. Es una técnica segura, aunque, como en toda intervención quirúrgica, existe un riesgo de complicación. Aunque todo esté en orden dentro del quirófano y aparentemente la intervención marche según lo previsto, pueden surgir infecciones o pérdidas excesivas de líquido.
Tras la intervención, la elasticidad de la piel se ve reducida considerablemente, por lo que es común que presente irregularidades en el tejido cutáneo, aunque no hay que alarmarse si esto sucede, ya que es muy común y puede ser solucionado mediante pequeñas intervenciones posteriores para tensar la piel.
La recuperación de este tipo de operaciones es gradual y el paciente debe permanecer en reposo durante un periodo mínimo de 2 a 4 semanas, dependiendo siempre de la zona del cuerpo que se haya tratado.
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